Que la Cooperación al Desarrollo no es una de las prioridades del Gobierno del Partido Popular es una realidad constatable. Reducir en un 65% el presupuesto para este año es una manera clara e inequívoca de demostrarlo.
La comparecencia del Secretario de Estado en la comisión de Cooperación, vacía de contenido como los presupuestos que ha presentado, ha afirmado que éstos son unos presupuestos de transición; de transición a la nada apuntaría yo. Son unos presupuestos que podemos calificar de catastróficos para millones de personas, ya que van a suponer que muchos de los proyectos ya iniciados queden paralizados y además van a confirmar no un cambio en la política de cooperación sino su demolición.
La política de cooperación ha sido una marca de distinción de nuestro país, tal como ha reconocido el propio Ministro Margallo. Una apuesta por la ayuda al desarrollo que busca el restituir la justicia social en todos los lugares del mundo. El Partido Popular no lo entiende así, rompe con los consensos establecidos por todos y siguiendo los planteamientos más conservadores. Entienden la cooperación como un acto de caridad.
A todas estas actitudes nos tiene ya acostumbrados el PP. Todo se puede justificar con la crisis y la deuda heredada, hasta un recorte del 65% y mientras desde su bancada se arremete contra el anterior equipo de gobierno acusándonos de malos gestores.
El Gobierno olvida e ignora la gestión fraudulenta que el PP valenciano ha hecho en cooperación y que les debería sonrojar. Flaco favor hacen con estas actitudes a algo tan significativo como es la Cooperación. Les es fácil decir una cosa y luego hacer la contraria, por un lado afirman que la cooperación es seña de identidad de España y luego recortan el presupuesto hasta el punto de lograr la demolición de las políticas de cooperación. Esta es la coherencia política del PP.
Las ONG españolas son un ejemplo de gestión en cooperación y en ayuda al desarrollo. Los compromisos adquiridos por nuestro país con los Objetivos del Milenio y con organizaciones como UNICEF,ACNUR, ONU MUJERES entre otras, no puede quedar liquidado por un gobierno conservador que no cree en la cooperación sino en un reparto de dinero por caridad.
No se trata tan sólo de llegar al objetivo del 0,7 en 2015, que con este recorte ya es una utopía, sino que la cooperación es una política de justicia social y de lucha por los derechos de las personas. No podemos dejar a millones de personas que no disponen de nada ni de lo más elemental para vivir, mientras el mal llamado primer mundo continúa agrandando la brecha entre ricos y pobres.No, así no.